Septiembre




Como un monótono metrónomo
chirría el somier de los vecinos
a las doce, a las dos, a las cinco y a las siete.
¿A qué hora vuelve el niño?
y mañana tengo examen,
a ver si por ser el último...

El metrónomo persiste aburrido.
Una y media, tres y cuarto, seis y media.
Como un bebé que no logra
alargar el sueño,
repite su llanto estridente
entre toma y toma.

Los días acortan lánguidamente.
El lunes hay colegio.
El sueldo también lo han recortado.
Al demonio le sigue creciendo el rabo.
Esta mañana se ha roto un cristal en la cocina.
Parece que este año tampoco vamos a ganar la liga.

Septiembre.


© Lorenzo Salas

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