Miro hacia atrás con asombro
y compruebo
la largura del camino ganado.
Las viejas landas desbastadas
con paciencia de artesano
me rinden cortés homenaje
lanzándome miles de besos
envueltos en pétalos de rosa
en hojas de libros gastados
y en fotografías de misses de los setenta.

Miro adelante, ufano,
y aún queda vereda por transitar.
La misma vieja vereda
que resiste impasible
y me espera
con esa mirada de farsante
que sabe
que todas las cartas están marcadas.

No me sigas, no me mires
con esos ojos turbios
que me duelen.
Yo solo soy el viajero
que no puede
hacer otra cosa que viajar.

© Lorenzo Salas





1 comentario:

  1. No se por qué de repente leerte me ha dado nostalgia, he experimentado algo así como la desgana de seguir "mi" vida, más bien de descubrir que esa vida tiene una sola dirección y que la tengo trazada, al menos, bastante delimitada ya.
    Sin embargo, tus versos desprenden mucha dulzura.

    ResponderEliminar