Como la muerte:
callada.
Como las silenciosas
miradas que me negaste.
Como el tiempo
que late lento
y ya no me lleva
a los oscuros corredores
interiores que aborrezco.
Como las paredes
de la habitación vacía,
repletas de fotos
en blanco y negro
que recuerdan besos.
Como los gigantescos
senderos retorcidos
por los que huyo
a ninguna parte.
© Lorenzo Salas
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